¿Es posible vivir durante años en las madrigueras de Madrid bebiendo
café en sus bares y comiendo de las tarteras robadas en los vagones?
¿Es posible que un pasado oscuro y un negro presente empujen
a un abismal futuro?
¿Por qué el gobierno se interesa en que un crimen
insignificante quede resuelto de la forma más discreta posible?
¿Por qué muere de forma tan atroz la única periodista que lo
investigaba?
¿Son reprobables todos los asesinatos?
¿Es Cátulo - cuya ética y moral bailan abrazadas al son del
tintineo de las monedas - la persona adecuada para resolver un crimen y matar a
su autor?
Pagar más al mayor hijo de puta no siempre es un acierto.
Llegó el momento de dejar de leer y llega la hora de
escribir.