Mandamientos del Asesino Profesional
(para el Asesino Casual remítase a las leyes del azar y las muy
sobrevaloradas Leyes de Murphy):
ñ
Dejarás
tus escrúpulos junto a tu primer cadáver.
ñ
Nunca
matarás sin obtener nada material o poder a cambio de hacerlo.
ñ No
matarás por placer, el placer te hace permanecer mas tiempo del
estrictamente necesario en la escena del crimen, aumentando de forma
innecesaria el riesgo.
ñ Como
profesional que eres mantendrás en secreto la identidad de tu
cliente.
ñ
Seguirás
las rutinas justas para que la falta de rutina no sea tu patrón de
vida.
ñ
Vestirás
acorde al trabajo a realizar. Y te comportarás de igual modo.
ñ
Cuidarás
tus herramientas, seas estas las que sean, aunque sepas que, en un
momento u otro deberás deshacerte de ellas.
ñ
Estudiarás
y tratarás de ser el mejor en tu trabajo.
ñ
Practicarás
lo aprendido y practicarás, practicarás y practicarás hasta
alcanzar la aburrida perfección.
ñ
Jamás
te juntarás con otros profesionales pues duplicas el riesgo de ser
localizado, detenido o eliminado.
ñ
Respetarás
el trabajo de los demás aunque en tu interior, tras evaluarlo,
consideres que son auténticos advenedizos.
ñ
Huirás
de aquellos trabajos cuyo riesgo seas incapaz de valorar aunque el
precio cobrado sea muy alto.
ñ No
querrás saber nada mas que lo justo de la víctima: nombre, aspecto,
rutinas y protección.
Ñ Tú
cuadrado vital eres tu, tu cliente, tu víctima y su pareja. Si lo
rompes con el amor, el círculo se convierte en un círculo vicioso
del que poco puedes esperar.
ñ
Analizarás,
como si de una partida de ajedrez se tratara, todos los errores,
aciertos y noticias que tu trabajo ha generado. Tras este ejercicio
te remitirás a la mejora y la práctica para interiorizar los
aciertos y eliminar los errores.
ñ
Harás
lo posible por mantener la forma física y mental sin destacar en
ninguno de los dos campos: no seas nunca el que más corre ni el que
más sabe.
ñ El
silencio y la soledad son tus mejores amigos. Jamás te traicionarán.
ñ No
olvides nunca que lo que haces se llama crimen aunque tu lo llames
trabajo y, por tanto, ni siquiera quien te paga es tu amigo.
ñ
Todos
estos mandamientos se resumen en uno:
Debes ser egoísta y ser tu propio dios.
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