Versión
1.0
“El
agente Knife se arrojó al mar con la idea de resolver el crimen.
Pero no el suyo”
Es,
por decirlo de alguna manera, la idea bruta del microrrelato cuyo
principal objetivo es sembrar la duda, crear un halo de misterio y
hacer pensar al lector; actividad está última muy poco practicada
por algunos.
Lo
que se pretende con el microrrelato, este o cualquiera, es que con la
primera lectura se logren los objetivos mencionados anteriormente sin
tener que hacer pensar al lector si tal o cual elemento está
correctamente colocado o expresado. Ha de poseer una “redondez”
tal que, en la imaginación del sufrido lecto,r queden las dudas
justas debidas a la construcción del relato pero no por la elección
de las palabra o por la forma de dejarlas caer sobre el.
Cada
microrrelato debe ser un homenaje al heroísmo del lector que presta
su tiempo y su inteligencia y, por ello, debemos darle en pago algo
que le llene y no le deje tan mal sabor de boca que tenga que
sacárselo ahogando su desesperación en vino (aunque si fuera un
buen vino quizá también nos los agradeciera, pero no están las
economías para dispendios etílicos)
En
la primera versión se mezclan muchas ideas: un agente que se tira al
mar pero no sabemos si vivo o muerto, un crimen, pero no el suyo,
entonces ¿de quien? ¿Lo resuelven las capacidades natatorias de
Knife al llegar a una ciudad con cúpulas de cristal, por decir
algo?¿Lo resuelve CSI Ibiza cuando encuentran trazas de Polonio en
su cuerpo?
Muchas
dudas plantea un relato tan abierto, infinitamente abierto, y algunas
se deben despejar pero otras deben quedar al libre albedrío del
lector de forma que si al volver a leerlo tiempo después encuentra
otra resolución distinta, pues mejor que mejor. En la elección de
que dudas resolver y cuales no está la maestría del autor.
Así
que vamos a dejar que Knife se ahogue como acto supremo de detective
profesional, le den una medalla a título póstumo para mayor gloria
mediática de mandos policiales y que, como pecador que era, en su
pecado lleve implícita la penitencia.
Versión
1.1
“El
agente Knife se arrojó al mar con la idea de que su hinchado cadáver
resolviera el crimen. Pero no el suyo”
Releído
de nuevo el uso del sustantivo “idea” da la sensación de
seguridad en la resolución del caso y todos sabemos que no todos los
casos se resuelven, ni siquiera en la literatura, así que vamos a
darle un toque real a asunto y sustituir “idea” por “esperanza”.
De esta forma, dependiendo del grado de optimismo del lector, el caso
se resolverá o no.
Versión
1.2
“El
agente Knife se arrojó al mar con la esperanza de que su hinchado
cadáver resolviera el crimen. Pero no el suyo”.
¿Que
crimen quiere resolver nuestro abnegado agente? Es el momento de
decidirlo. ¿Desea que trinquen a un asesino en general o a uno en
particular? Es más divertido dejarlo abierto y dejarlo como está,
pero siento el riesgo en las neuronas y quiero darle una vuelta de
tuerca: voy a cerrar el círculo y, de paso, quitarle los oropeles
mediáticos a los mandos policiales.
Versión
1.3
“El
agente Knife se arrojó al mar con la esperanza de que su hinchado
cadáver resolviera el crimen. Pero no el suyo, si no el que él
mismo cometió”.
Pues
ale, ya tenemos un policía asesino y suicida. Al menos no robó, ¿o
quizá sí? Vamos a hacerle saltar al mar con algo en la mano que
indique la naturaleza de su crimen y aquí se abren otras muchas
posibilidades: por amor, por codicia, por placer o por accidente.
Un
asesinato por accidente queda muy soso y muy visto ya en el cine:
¿cuantos policías matan sin querer a niños y niñas que
inocentemente jugaban en el parque mientras se produce un tiroteo? Si
además esto ocurre el día antes de la jubilación del policía el
suceso es tan equiprobable como que lo maten (son las leyes de
probabilidad cinematográficas).
Por
amor: Podría quedar muy pero que muy cursi así que nos queda por
codicia o placer. A mi, personalmente, me apetece más que nuestro
decepcionante agente haya matado por placer y no por codicia, pero
es que un Asesino en Serie, policía y con remordimientos me produce
el extraño deleite de la desazón.
¿Que
objeto acusatorio y descriptivo puede llevar encima nuestro oscuro
amigo? Pues una caja con las pruebas.
Versión
1.4
“El
agente Knife se aferró a la caja aún con salpicaduras de sangre
frecsa, pasó el dedo por ella y lo lamió con deleite. Cuando el
sabor se hubo difuminado se arrojó al mar con la esperanza de que su
hinchado cadáver resolviera los crimenes. Pero no el suyo, si no los
que él mismo cometió”.
Y,
por mi parte, aquí acaba la transformación del heroico agente Knife
en un deleznable ser con una única decisión acertada en su vida: su
propio suicidio.
Bien,
vale les he manipulado creando el clima que a mi me ha parecido. Ha
sido un juego, lo asumo, pero si han llegado hasta aquí es que
también lo han disfrutado y su sombría conciencia se ha relamido
aunque sea de forma imperceptible.
Y
ahora, si me perdonan, tengo algo que hacer.
Firmado:
Agente Knife
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